Alimentación Viva: Germinados y brotes




Los germinados son alimentos vivos. Su riqueza en enzimas, clorofila, aminoácidos, minerales, vitaminas y oligoelementos los convierte en alimentos de alto poder nutricional. Por su fácil digestión, los germinados son ideales para desintoxicarse y recuperarse de enfermedades. También son ideales para dietas hipocalóricas, ya que aportan muy pocas calorías, por ejemplo 100 grs. de brotes de soja tienen 30 calorías.
Son una excelente opción donde las verduras y las hortalizas escasean por costo económico o factores climáticos.

La semilla tiene como estructura básica el germen o embrión y una reserva nutritiva que lo alimentará para que se convierta en la futura planta, todo ello recubierto de una envoltura protectora que es la cáscara o tegumentos.

La germinación es el conjunto de fenómenos o cambios que se producen en una semilla para que el embrión pase de la vida latente a la vida activa, es decir, para que brote la nueva planta. En este proceso las enzimas se activan y los principios vitales antes contenidos en la semilla aumentan su biodisponibilidad, por lo tanto al consumir los brotes se aprovechan mejor sus nutrientes. Es el proceso de activación de las semillas que se inicia con su remojo en agua. 

En los brotes, la presencia de clorofila, con una función análoga a la hemoglobina llevando oxígeno a las células, tiene acción desintoxicante y regeneradora del organismo.

Los diversos tipos de semillas que se consumen como germinados y brotes tienen distinta composición nutricional de origen según sean cereales, legumbres o semillas oleaginosas. Los cereales –trigo, arroz, avena, cebada, centeno, maíz-, y las legumbres -garbanzos, lentejas, porotos en todas sus variedades- son fuente principalmente de hidratos de carbono, y las semillas oleaginosas –girasol, lino, sésamo, chía- son fuente de grasas, sin embargo estos nutrientes que estaban en reserva se utilizarán como energía para la germinación, y así luego su composición nutricional es más parecida a las de las verduras de hoja, ricas en clorofila, junto con otros compuestos como las enzimas, minerales, vitaminas, aminoácidos y fitoquímicos de propiedades antioxidantes. 

Los germinados y brotes son Superalimentos. Su riqueza en los nutrientes antes mencionados los convierte en alimentos de alto poder nutricional y medicinal, como por ejemplo: 

Mejoran el peso corporal, la glucemia, el colesterol sanguíneo, la anemia;

Desintoxican;

Estimulan el tránsito intestinal, aliviando la constipación;

Mejoran las defensas;

Retrasan el envejecimiento;

Son ideales para control de peso, ya que además de regularizar el tránsito intestinal, por su contenido de fibras, dan sensación de saciedad y aportan muy pocas calorías. 

Sus nutrientes son de fácil asimilación, ya que la germinación es una “pre-digestión” de las moléculas más grandes con enzimas propias de la semilla.

Son muy rendidores, con una cucharada de semillas se obtiene 1 taza aproximadamente de germinados.

Es una forma simple de hacer una mini huerta en tu propia cocina y tener a mano siempre verduras frescas!



Los germinados se pueden producir en casa de forma sencilla. El método de germinación de cada tipo de semilla varía según si las semillas son mucilaginosas, es decir si forman un gel en contacto con el agua, como la chía y el lino, o no, como los porotos mungo o aduki. En las fotos se muestra el método de germinación según cada semilla. Para activarlas las primeras sólo se humedecen, luego se riegan con vaporizador, mientras que las segundas necesitan un tiempo de remojo, y luego deben enjuagarse un par de veces al día.  

Terminado el proceso de germinación los brotes se deben guardar en la heladera, bien escurridos y secos, donde se conservarán sin problema durante más o menos una semana, se recomienda hacer cantidades frecuentes de germinados, porque tienden a hacerse rancios al guardarlos por mucho tiempo.

Cualquier semilla de leguminosa o grano de cereal puede ser germinado, aunque, los más apreciados por su ternura y buen sabor son los brotes de: legumbres (porotos mung, soja, alfalfa), cereales (trigo, cebada) y también de berro, rábano, calabaza, girasol, lino, sésamo, etc. El sabor es variable, por ejemplo el de alfalfa es muy agradable, el de mostaza es el mas picante y el de trigo tiene sabor dulce por los carbohidratos que contiene.

Respecto de su consumo es mejor comerlos crudos, porque la cocción destruye gran parte de su contenido nutricional. Pueden incluirse en una variedad de platos, como en ensaladas, salteados, tortillas o formando parte de diversos preparados cocidos, en estos se recomienda añadirlos al final para que no pierdan sus propiedades.



Para conocer más sobre como hacer germinados y brotes en casa, y recetas, ver acá

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