Se conoce como ALIMENTOS FUNCIONALES a aquellos en los que algunos de sus componentes afectan funciones del organismo de manera específica y positiva, promoviendo un efecto fisiológico o psicológico más allá de su valor nutritivo tradicional. Dicho efecto puede ser contribuir a la mantención de la salud y bienestar, a la disminución del riesgo de enfermar, o ambas cosas.
Se consideran las diferentes características de los alimentos funcionales, y entre ellos se encuentra la familia de los "bióticos":
Fuente: elprobiotico,com
Los alimentos fermentados si son consumidos crudos, como el yogur, se consideran probióticos, pero cuando el microorganismo fue inactivado, como el caso de las levaduras de la masa madre al cocinar el pan, o la levadura nutricional, actúan como postbióticos o paraprobióticos. Un yogur (probióticos) con granola (prebióticos) es un alimento con función simbiótica, al igual que el chucrut o el kimchi.
Los probióticos han demostrado efectos beneficiosos en diversas afecciones, en las que más evidencia científica han acumulado son en las gastrointestinales, sin embargo ya se estudian otros beneficios, por ejemplo a nivel cognitivo:
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Entre los probióticos estudiados, los efectos beneficiosos de amplia distribución son la normalización de la microbiota y del tránsito intestinal, proveyendo otros beneficios derivados. Los beneficios frecuentemente observados fueron entre otros, mejorar el sistema inmunológico y actuar como anticancerígenos.
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La lactancia materna mejora la microbiota intestinal del bebé, con múltiples funciones benéficas.
La Organización Mundial de la Salud recomienda no abusar de los antibióticos debido a la resistencia de los patógenos. El uso de probióticos contribuye a reducir el consumo de estos fármacos.
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Los prebióticos son un tipo de carbohidrato que no se digiere, con las propiedades benéficas de la fibra alimentaria (fibra soluble), mejoran la microbiota y el transito intestinal, pero a diferencia de los probióticos, no son organismos vivos. Afectan de manera positiva al huésped, estimulando de forma selectiva el crecimiento y/o la actividad metabólica de un número limitado de cepas de bacterias colónicas (bifidobacterias y lactobacilos). Es posible encontrarlos en alimentos como la cebolla, el puerro, las legumbres, la avena y su salvado, y en la leche humana.
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En los casos de intolerancia y malabsorción de lactosa, en el primer caso se define por la aparición de síntomas gastrointestinales típicos, en el segundo, puede ser asintomática, y es más común en adultos debido a la pérdida de la capacidad de metabolizar la lactosa.
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La tolerancia a la presencia de lactosa en los alimentos depende de varios factores, entre estos, el estado de la microbiota intestinal.
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La intolerancia a la lactosa se determina con pruebas.
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El tratamiento consiste en reducir los alimentos que contienen lactosa, como los lácteos. Aunque no todos los lácteos tienen la misma cantidad de lactosa, por ejemplo, debido a los procesos de curado y fermentación, en los quesos duros y en el yogur casi no hay presencia de lactosa.
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